Una boda en Huesca – La boda de Silvia y Angelo en Huesca fué una auténtica gozada. Angelo es gallego, y Silvia es oriunda de un pequeño pueblo de Aragón – Calasanz. Ambos viven en Barcelona, pero quisieron celebrar el día de su boda en la localidad natal de Silvia. La mañana amaneció tapada y gris, pero eso no hizo más que otorgarle esa luz tan especial a un día ya de por sí mágico. Raquel de Can Gessé se encargó de las flores – ¡y qué flores! Adornaban todos los rincones, aportando frescura y romanticismo a cada habitación, peldaño, banco o chaqueta. El vestido de novia de Silvia fué confeccionado a medida por Silvia Mari– de corte sencillo y atemporal. ¿Sabéis esa clase de vestidos únicos que no necesitan nada más? Pues así eran Silvia y su vestido. La comida se celebró en Las casas de Adamil, una preciosa finca en medio del campo muy cerquita de Monzón. De ese día, me quedo con el canto a las meigas. ¿Lo habéis podido presenciar en alguna ocasión? Deduzco que, si no sois gallegos, la cosa os parecerá cuanto menos bien curiosa. A mi, que tengo tendencias místicas y hago alarde de mis supersticiones con mayor frecuencia de la que me gustaría, me pareció una costumbre maravillosa. Fué una fiesta en condiciones; no faltaron los bailes, las risas desatadas, la buena comida y acentos muy diversos. La lluvia aguantó (seguro que gracias a los hechizos) y nos brindó esa luz tamizada, ténue y sutil, que para mí no era más que la definición perfecta para un día de ensueño.